Los NFT y los smart contracts están (r)evolucionando el mundo del arte y del coleccionismo. Siempre hemos tenido presente que queríamos sumarnos a esta revolución aportando nuestra visión y creando una plataforma de arte curado. Pero no lo queríamos hacer a cualquier precio. La huella ecológica y de carbono que han dejado tras de sí el mintado de NFT en los últimos años está muy por encima del umbral de lo éticamente permisible.
Mintar NFTs con un consumo energético moderado no solamente es posible sino que ha sido uno de los objetivos de muchos proyectos blockchain de tercera generación. Es el caso de Polygon, la red que hemos elegido para mintar y alojar los smart contracts de MITO.
Se estima que acuñar un token no fungible en algunas plataformas puede llegar a consumir hasta 340 kWh. Esta cantidad de energía eléctrica es similar a la que consume un ciudadano medio europeo durante todo un mes. La red blockchain de Polygon sobre la que opera MITO reduce este consumo en un 99,99% minimizando el impacto energético por el mintado de un NFT hasta los 0,002 kWh. Una cifra asumible y acorde a los valores de MITO y similar en consumo al de una transacción con tarjeta de crédito. ¿Cómo ha podido Polygon aumentar tanto la eficiencia energética?
La clave: el Proof of Stake
Mucho se ha hablado este 2021 sobre el derroche energético y la contaminación que producen las granjas de minado de criptomonedas y, a decir verdad, estas están también detrás de las enormes cifras de consumo por mintado de NFTs. Muchas de las redes blockchain más populares de primera y segunda generación utilizan un protocolo de validación llamado Proof of Work (Prueba de Trabajo).
Cada operación en la red blockchain (sea una transacción o el mintado de un NFT) requiere de una validación por parte de los nodos que trabajan para esa red. Estas validaciones se basan en la resolución de complejas operaciones criptográficas que le otorgan una gran seguridad pero también de una gran necesidad computacional. Todos tenemos en nuestra retina una granja con cientos de ordenadores conectados entre sí, ¿verdad? Pues son esas granjas de minado las que se encargan de validar miles de operaciones cada segundo. Un sistema global pero que, entre otros muchos inconvenientes, tiene uno muy perjudicial para nuestro planeta: es altamente demandante a nivel energético.
El Proof Of Stake soluciona el problema del consumo energético proponiendo un sistema diferente en la validación de las transacciones. En este caso, se desestima el uso de equipos informáticos de alta potencia y se anima a la propia comunidad a que ponga sus tokens a disposición de la organización (en el caso de MITO, Polygon) para que se validen todas las transacciones de la blockchain. A cambio, los usuarios reciben recompensas por validar dichas operaciones (lo que se conoce como Staking).
Para todas las tareas de verificación, la red de MITO (la blockchain de Polygon) utiliza dos equipos diferentes, los nodos validadores y los nodos centinelas. Estos equipos tienen las siguientes características:
Nodo Validador: CPU 2.0 Ghz/8GB RAM/350W
Nodo centinela: CPU 2.0 Ghz/8GB RAM/500W
Actualmente Polygon cuenta con 90 nodos distribuidos por todo el planeta y desde todos esos puntos se realizan miles de pruebas de participación cada segundo. Si estimamos que todos los equipos están en funcionamiento las 24 horas, los 365 días del año, esto supone un consumo anual de 0.00079 TWh.
Una cifra muy inferior al de las principales plataformas que operan a través del Proof Of Work y de las granjas de minado. De hecho, los últimos estudios sitúan el consumo eléctrico de las dos principales plataformas de las criptomonedas en 114 y 44 TWh respectivamente.
Polygon reduce estas cifras a cuotas mucho más asumibles y respetuosas con nuestro planeta. Y esta también es la apuesta de MITO: ofrecer una plataforma de arte digital curado en NFT lo más respetuosa posible con el medio ambiente.